
Espai, una puerta al mundo desde 2002.
Espai, una puerta al mundo desde 2002. Recuerdo que mi primer contacto con la informática, fue a través de un Amstrad 464. Podría ser 1988. Un mundo en pantalla catódica verde donde la imaginación empezó a volar en mundos de Isaac Asimov, naves espaciales y todo ese concepto tecnológico abstracto de la década de los 80.
Y ahí estaba yo, esperando a que algo tridimensional saliera de la pantalla y lo único que conseguí, fue estar durante un mes, programando un juego tipo ping pong. Y creerme. Fue maravilloso poder jugar a algo que yo mismo había creado!
Años después del blanco y negro, de los dos rombos, de los cómics en cuentagotas y los discos de vinilo, llegaba a nuestras infantiles manos las primeras consolas. Aún recuerdo el olor al desenvolver mi primera Atari 2600. Aún recuerdo la emoción de conectarla a la televisión, a través del mismo cable de antena y encender. Sin configuraciones, sin nada más que las horas delante de ese mundo que despegaba. Hasta aquí, hasta donde he llegado, hasta donde soy.
Y con el paso de los años, viví en primerísima persona el levantamiento de la telefonía móvil, unos zapatófonos como los de Mortadelo con unas baterías que duraban una semana, los primeros sms… era 1995 y en solamente 6 años, habíamos pasado de tener un ordenador de 32k a tener un teléfono móvil con juegos. El futuro nos venía siguiendo más deprisa de lo que nosotros corríamos.
Y de repente, cuando parecía que nada más podía suceder, algo llamado Internet estaba aporreando las puertas. Primero lo vivimos en multi-salas donde por 200 pesetas, podías tener 6 horas de conexión al mundo. A toda esa vorágine de información que era imposible de absorber. Mil y una noches metido en centros de internet hasta que oh! Por un escandaloso precio, podías tener una conexión de 56k en casa! Algo ruidoso y sobre todo, privado, ya que nadie podía llamar por teléfono si estabas conectado a la red. Sin Google, sin buscadores, aquello era buscar quién sabe qué en donde sabe nadie…
Poco a poco, los cimientos de esa gran telaraña se fueron asentando hasta convertirse en lo que es hoy. Esa inmensa pieza de un todo que llamamos comunicación. Pensar en estar hoy, -en 2017- sin 24 horas de internet, supone todo un cataclismo a nivel mundial. Bancos, hospitales, transportes, seguridad, trabajo… todo! Todo depende de la red. ¿Todo?
Aun y así, en esos modestos 90 donde no entendíamos nada en absoluto, empezamos a entender que los ordenadores, iban a formar ya no parte del futuro si no de uno mismo.
Y con todo este avance, el sector audiovisual empezó a coger una carrera casi espacial. El diseño, su informática y el tener al alcance de un click, todo lo necesario, fue el pistoletazo de salida para lo que hoy, es uno de los sectores con más crecimiento a nivel mundial.
Hace 15 años –Agosto de 2002-, Espai nacía como una escuela de informática y diseño. Una de las muchas escuelas que abrían para formar a profesionales ávidos de aprender las nuevas tecnologías del diseño e informática.
15 años después, las opiniones de la escuela Espai en los medios demuestran que se han hecho las cosas bien. Que tras 15 años, Espai es un referente de la educación audiovisual, teniendo miles de alumnos preparados para afrontar lo que hace años venia pisando tan fuerte.
Espai no solamente ofrece formación, si no que ofrece una forma diferente de educar y enseñar. Una forma basada en entender las necesidades de cada uno de los alumnos y transformarla en una base sólida donde el alumno, se siente cómodo y disfruta de todo ello.
Yo, he sido alumno de Espai como tantos otros. Y tengo que reconocer, que si hoy en día, tengo la suerte de ser director de post-producción, profesor de sonido audiovisual y trabajar dentro del sector, es en gran medida por Espai. Por enseñarme que otra formación es posible. Que trabajar con alumnos no es trabajar, es disfrutar, es seguir aprendiendo de los muchos talentos que año tras año pasan por la escuela. Aquellos cuyas opiniones sobre la escuela, sobre la forma de enseñanza y sobre la profesionalidad de todo el staff, son tan fantásticas como sorprendentes.
Hay talento, cada día veo pasar ante mí a los futuros trabajadores del sector, de videojuegos, cineastas, programadores, sonidistas.
Y eso, eso es algo que a nivel personal me hace crecer y entender, que Espai, no es solamente una escuela, si no es una puerta al mundo que nos rodea, al mundo que empezó a cambiar y vemos cambiando los de mi generación, la generación Nintendo. Aquellos que hemos vivido y vivimos el ritmo frenético de la comunicación audiovisual.
En Espai Barcelona, existe la posibilidad de seguir haciendo que todo esto cambie, que cambie para seguir mejorando, aprendiendo.
Y todo eso no solamente lo hace el equipo de la escuela. Si no que lo hacen los alumnos, gente como yo que un día, decidió apostar por la escuela gracias a la opinión de algún conocido, amigo, profesional.
Gente que transforma con sus trabajos y proyectos, la forma que tiene el mundo de mostrarnos todo. El cine, la televisión, videojuegos, el branding, el diseño. Sobre todo el diseño.
Porque cuando se trabaja enseñando diseño, lo más importante de todo, es saber no enseñar y educar sobre diseño, si no diseñar día a día, la forma de trabajar. Esa forma que se modifica semana tras semana con el avance tecnológico. Esa forma que nos lleva a mostrar todo lo que hacemos a todo el mundo a través de la gran red.
Un profesor se debe a sus alumnos, a la motivación. A saber que cada uno es diferente, con su curvatura de aprendizaje completamente nueva a lo que estás acostumbrado a enseñar.
Ser profesor es ser alumno cada una de las nuevas clases que des.
Hoy, tras 40 años viendo en avance del mundo y sentir, que formo parte de la historia moderna de la humanidad, sé que escoger bien el camino, tomar una buena decisión en el momento preciso, puede llevar a reinventar el futuro, como lo han hecho todas esas mentes que nos han abierto las puertas hacía un mundo diferente. Más explorable, más conectado.
Un mundo que necesita gente dispuesta a transformarlo y pintarlo con pasión, a demostrar que podemos seguir aprendiendo y que si el talento, llama a tu puerta, es para que lo cojas con ganas y disfrutes.
Un mundo que necesita más que nunca, la magia del audiovisual. Esa magia capaz de pintar con colores todo lo gris del día a día. Si, somos magos. Si, Hacemos esa clase de cosas. Con el diseño, no solamente diseñamos un trozo de papel, una pantalla, una película o un videojuego. Con la magia, diseñamos el nuevo mundo. Los nuevos sueños de la gran y pequeña pantalla.
En Espai, queremos seguir diseñando día tras día, la generación que debe continuar mostrando otros mundos posibles. Otras formas de ver y hacer las cosas.
Quizás siga rugiendo el mundo. Pero aquí, en la escuela, continuamos pintando rugidos y creando magia con nuestros ordenadores.
Hoy, tras 4 años de dedicación en Espai, felicito tanto a la escuela, como a quien ha hecho crecer a todo el equipo de Espai en el que me incluyo, como alumno y profesor.
15 años de buenas opiniones, 15 años de trabajos y proyectos. 15 años demostrando que Espai, es un referente y seguiremos siéndolo.
Muchas felicidades y que cumplamos muchos más!