Dar personalidad a tus proyectos

Dar personalidad a tus proyectos

Bienvenidos a un nuevo artículo desde el área de sonido de Escola Espai, hoy te proponemos que pienses en cómo dar  personalidad a tus proyectos.

Leonardo Da Vinci fue uno de los más ejemplares genios de la historia de las artes. Un hombre capaz de aplicar todo su talento sobre cualquier materia que tocaba. Dibujo y pintura, escultura, matemáticas, diseño…

Una personalidad sin lugar a duda emblemática y de donde nutrirse artísticamente repasando su obra y su gran legado.

Una personalidad entregada por completo a perfeccionarse cada día y en cada formato. Hoy, podemos seguir disfrutando de los maravillosos ingenios que Da Vinci nos prestó y que vemos en múltiples aplicaciones diarias aunque no reconozcamos la obra de Leonardo en ellas.

Dar personalidad a tus proyectos

Es una de las cosas más importantes a aplicar para hacer de nuestras obras, algo exclusivo y algo totalmente diferente al resto pese a usar quizás las mismas técnicas, librerías, pluggins, sonidos y demás que millones de personas tienen a su alcance. No es lo mismo hacer una canción en dos horas y mandarla al estudio de grabación y masterización, que hacer una canción en dos horas y pasarte luego un mes retocando cada uno de los minúsculos detalles que esta canción lleva por debajo, por delante y por todos los lados.

¿Qué hubiera pasado si Da Vinci hubiera pintado La Gioconda en una mañana de aburrimiento y la hubiera dado por terminada? ¿Tendría el mismo valor esta obra de este artista?

Si contemplamos La Gioconda, podremos observar que la geometría de las formas, el encuadre perfecto, el uso de los colores y las sombras y toda la dinámica de la obra, solo es posible –obviando el talento- si aplicamos a esta la personalidad.

Esto mismo sucede con cualquier trabajo artístico que hagamos. Muchas veces, olvidamos que los más mínimos detalles, son capaces de incrementar nuestros trabajos por mil. Y cuando digo mínimos me refiero a cosas casi imperceptibles por el espectador/oyente pero que rellenan nuestra obra de unos matices personales e intransferibles capaces de seducir a todos o casi todos los públicos que quieran disfrutar de lo que vayan a ver o escuchar.

Dar personalidad a tus proyectos

Una de las principales herramientas de cualquier diseñador multimedia no es el software o el hardware con el que se trabaje. Ni los millones de librerías que actualmente están al alcance de cualquiera con una conexión a Internet. Una de las más importantes herramientas si no las que más,  es la capacidad para prestar atención y dedicar el más mínimo detalle a pulir como un diamante su obra.

Imaginemos por ejemplo que tenemos solamente un sonido para hacer una canción. Una palabra por ejemplo. Patata. Con este mismo sonido de la palabra patata, podemos ser capaces de hacer una canción entera?

Obviamente muchos pensareis que podría quedar algo tan lisérgico como experimental, pero nada más lejos de la realidad, ya que aplicando personalidad y usando las técnicas necesarias, es posible convertir el sonido de la palabra patata en toda una canción dinámica, melódica y apta para cualquier formato musical.

Es como si a Leonardo le hubieran dicho:

–          Ey Leo, tienes solamente tres botes de pintura, azul, magenta y amarillo… sorpréndeme!

Y obvio Leonardo hubiera usado las técnicas, recursos y sobretodo la personalidad para multiplicar por cientos los colores con estos colores básicos y aplicarlos en una fantástica obra.

El problema muchas veces que nos encontramos –y lo digo por propia experiencia-, es que tenemos a nuestro alcance tantísimas herramientas y recursos que entramos en un bloqueo. Bloqueo porque olvidamos que el uso de estas herramientas es aprender a usarlas correctamente.

Un carpintero sabe usar un martillo de manera correcta porque ha aprendido a usarlo a base de prueba/error. O sea, varias veces se ha magullado un dedo y sabe cómo cogerlo con precisión, como golpear con destreza necesaria para lo que quiere y qué tipo de martillo necesita para cualquier aplicación. Pero un carpintero no solamente usa un martillo. Ha aprendido a usar sus herramientas para hacer un mueble perfecto, con las medidas justas y con todos los tornillos y apliques ajustados en su sitio perfecto. Podríamos irnos a Ikea a buscar un mueble pero ni de lejos se asemejaría al trabajo de este carpintero. Y seguramente tendremos la misma estantería ÏnKlognd (o como se escriba) que millones de personas si compramos en Ikea. Una estantería básica, típica. Práctica pero no se ajusta del todo a nuestro espacio.

Lo mismo pasa con nosotros los diseñadores audiovisuales. Hemos llegado a un punto que tenemos tantas herramientas que olvidamos que lo más importante es saber usarlas correctamente y aprender todos los matices de estas para darles el uso preciso en cada una de las aplicaciones donde vayan a trabajar.

Y aquí es donde empieza a fallar nuestra personalidad en las obras que hacemos. Por qué no conocemos tales herramientas como para usarlas debidamente y aplicar nuestra personalidad.

Soy un poco toca narices cuando repito en los cursos que imparto sobre música este tema. La personalidad. Pero mis alumnos entienden que personalizar es importante. Sobre todo porque estamos tratando un tema que puede abrirles las puertas a un increíble mundo laboral o relegarlos a los millones de currículums que corren de forma ordinaria por ahí sin ningún tipo de personalidad.

Es una de las principales metas y objetivos en los que más hago hincapié. Que sean meticulosos. Que impregnen cada espacio o cada microsegundo vacío de sonido con algún toque personal. Que rellene su obra y que multiplique la percepción sonora de ese documento. Pequeños detalles, pequeños ruidos casi imperceptibles que rellenan, que colorean, que impregnan esas obras de una personalidad diferente.

Y esto es lo que quiero con mis alumnos. Que usen todos los recursos que tienen a su disposición para personalizar.

Y que aprendan bien la herramienta que tienen en las manos antes que lanzarse a descubrir y probar cientos de herramientas nuevas o pluggins.

Por qué lo más importante muchas veces no es lo que tenemos en las manos, si no en nuestra mente y creatividad.

Y olvidar que nos lo dan todo masticado últimamente. Olvidar que hay programas que hacen las cosas por nosotros y olvidar sobre todo las prisas. Que para los tiempos que hoy en día corren, son las peores enemigas de los que nos dedicamos al mundo de las creaciones audiovisuales.

Quiero que cada uno de mis alumnos, aprenda sobretodo que mi función como profesor, sea darles importancia y darles ese sentimiento de exclusividad que puedan presentar a un mercado laboral muchas veces colmado y abarrotado de demanda. Quiero que cuando encuentren una oferta, sean capaces de presentar su material y que éste, tenga el carácter suficiente y la personalidad adecuada para que le presten atención y se interesen más que por otros.  Y lo hago porqué yo mismo me he visto dentro de ese mundo y me he dado cuenta realmente que no es lo mismo recibir doscientos currículums iguales con obras parecidas, que recibir ciento noventa y ocho currículums de similares características y dos, con una personalidad diferente, otro aire, otra forma que te invita a abrirlo y leerlo con más atención. A escuchar/ver los adjuntos desde otra perspectiva y sobre todo, a dar la oportunidad a esa persona a que se exprese mejor y pueda acceder a la oferta requerida y aporte, su personalidad a ese proyecto laboral.

¿Cuántos pintores habría en el año 1508 para pintar la Capilla Sixtina?¿Miles?¿Millones?

Cuantos fueron los escogidos… solamente uno. Por su personalidad. Y talento claro. Pero ante todo por su personalidad. Miguel Ángel. Y además de Miguel Ángel que era el jefe del proyecto, había otros talentosos con personalidad ayudando. Y estos talentosos fueron escogidos como escogemos ahora mismo a los candidatos para un puesto. Por su personalidad en sus trabajos y su dedicación a cuidar el mínimo detalle de sus obras y conocer las herramientas.

La mayoría de alumnos que pasan por mis clases, tutorías y seminarios, son gente con un talento sorprendente que quiere aplicar música o sonido a sus trabajos que realizan con herramientas tipo After Effects, Premiere, Final Cut etc. Gente que hace cine, diseño, producción. O simplemente quiere hacer música.

Gente joven y dinámica con ganas de sobresalir en este mundo laboral con sus trabajos.

Y yo les digo que se pongan en la piel de un empresario que quiere contratar a un equipo para realizar un documento audio visual. Imaginar que llegamos a la entrevista y comunicamos que no solamente somos técnicos de producción en Final Cut si no que además, dominamos la técnica de sonorización, que además somos productores de sonido y creadores musicales.

E imaginar que además, presentamos un proyecto completo donde hemos creado imagen, sonido, efectos y además, hemos montado todo el material nosotros. Tenemos por completo una gran oportunidad laboral. Sin duda alguna.

Es de lo que quiero decir.

Personalizar nuestras obras. Mimarlas y cuidarlas con esos pequeños detalles. Aprender bien las herramientas base y usar los recursos. Eso nos va a abrir las puertas a ese mundo laboral que tanto anhelamos.

A ese mundo laboral en el que queremos trabajar nuestra pasión.

Porque no hay nada más bonito que dedicarte laboralmente a hacer algo que te llena, que te gusta. Esa oportunidad que tuvieron los grandes artistas de la historia de las artes. Dedicarse por completo a su pasión y encima, lo que más nos gusta. Ganarnos la vida con ello.

Personalidad.

Una vez hayamos entendido que aplicar nuestra personalidad a nuestras obras es vital, habremos aprendido a dar un paso de gigante hacia un millón más de oportunidades y de seguir creciendo.

¿Queréis descubrirlo?

Iván Picazo.

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